Viejo loco con su edificio enfermizo y sin propósito. No me caía bien realmente con esos objetivos tan vanos como intentar construir el edificio más alto de Latinoamérica: es un gasto excesivo de materiales (por lo tanto, contaminante), destruye el paisaje natural de la ciudad al interponerse cerca de los cerros, poco rentable, y símbolo de los suicidios santiaguinos (metro de Santiago aparte).
Fuera de eso era bueno pal negocio, no se le puede negar. Ahora sobre el cómo da harto que hablar.